Texto extraido de 1 de abril de 2005 / Óscar Bartolomé
¿Cómo es la creación de música para el cine? ¿En qué te basas para hacerla?
“Pues lo primero que sucede es me dan el guión como a cualquier otro actor, lo leo y me imagino las escenas. Voy haciendo las anotaciones sobre qué tipo de música considero le podría funcionar a esa parte y cual es la intención que creo que tiene la escena para que yo la pueda acompañar de una forma dramática. Después de esto pasamos a la parte donde platico con el director y le expongo mis puntos de vista, él me expone los suyos y llegamos a un acuerdo de como debe de ser la música.
“Esto se hace con la película enfrente, si es que ya esta editada o la están editando, lo cual me da mas información del tono y el ritmo que tiene la edición y la fotografía, pero si no es así puede funcionar de modo inverso, o sea que se haga la música antes de que se filme o se edite y esto les da un ritmo y un color los que la están filmando; y lo mismo pasa cuando la están editando. Después paso a un proceso, que es un poco tedioso pero muy necesario, ya que mi música es bastante descriptiva, tengo que medir la escena a la que le voy a componer música en cuestión de cuadros para saber en que minuto, segundo y cuadro debo de acentuar alguna acción, una palabra o reacción y preparar una próxima escena.
“Con esos elementos meramente técnicos ya resueltos, empieza ahora una búsqueda de los motivos principales de la obra el cual pudo haberse hecho desde el momento en que recibí el guión, pero entre más elementos tenga puedo obtener un motivo principal más redondo y logrando”.
Michael Nyman
Ahora mismo, si tuviera que mencionar un compositor brillante, que sobresalga por su capacidad para llegar a lo más hondo, ése sería, sin duda, Michael Nyman. Su trabajo más conocido para el cine es la banda sonora de "El Piano", de Jane Campion. Buena parte del éxito obtenido por el filme se debió a los arpegios del egregio compositor británico. Muchos son los espectadores que recuerdan a Anna Paquin danzando en la playa, con una fina lluvia perlando de aljófar su rostro, al son de la envolvente y deliciosa "The heart ask pleasure first". Ésta es una de las piezas más notables de la película, pero hay muchas otras que no tienen desperdicio, tales como "Big is my secret" o “The promise”. En su conjunto, esta B.S.O. es excelente.
Uno de los estigmas que aflige a numerosos artistas es que el público tiende a identificarlo con una de sus creaciones, que además no siempre tiene por qué ser la mejor. Éste es el caso de Michael Nyman. Bastaría con preguntar a un espectador cualquiera cuántas bandas sonoras conoce de este compositor para comprobar que la de "El Piano" es la única que le viene a la cabeza. Sin embargo, la aportación de Nyman para el cine es prolija y proficua.
Una de sus mejores bandas sonoras es la de "Gattaca", de Andrew Niccol. Como ocurría en el caso de "El Piano", la música del genio inglés supera en belleza a las imágenes que acompaña, si bien ambas películas rayan a un gran nivel. Temas como "The Arrival" o "The Departure" (esta última es una variación de aquélla) desprenden una melancolía tal que son capaces de ponerte un nudo en la garganta con la emoción que te hacen sentir. Es el tipo de música que te invita a sumirte en meditaciones. Otras piezas destacadas de la película son "Gattaca Opening Theme" y "The Other Side". Una curiosidad es el "Impromptu for 12 fingers", en el que se permite hacer un homenaje a Chopin.
Ya que he hablado de homenajes, no puedo pasar por alto el que le brindó a Henry Purcell en la B.S.O. de "El contrato del dibujante". Ésta es su colaboración más notoria con Peter Greenaway. La pieza "Chasing sheep is best left to Shepherds" se hizo muy popular al aparecer en un spot publicitario, pero la más compleja y valiosa es "The garden is becoming a Robe Room".
Otra banda sonora que todo buen melómano debería escuchar es la de "El fin del romance", de Neil Jordan. Aquí se combina como en pocas el violín y el piano, creando un ambiente romántico y sensible en extremo. "Love doesn´t end" es magistral, al igual que "Diary of hate" o "I know your voice".
La última obra que resaltaría de Nyman es la de "El Perdón", de Michael Winterbottom. En esta ocasión, el compositor recurre a una voz femenina para acentuar el sentimiento dramático. "The exchange" o "The snowy death" son una buena muestra de la calidad de esta banda sonora, que para algunos entendidos es la mejor de su autor.
Gabriel Yared
Un compositor que cada día me gusta más es Gabriel Yared. La primera vez que supe de él fue cuando vi "El Paciente Inglés", la sublime película de Anthony Minghella. En este caso se puede decir que música e imágenes forman un matrimonio de belleza inmarcesible. La voz de la cantante búlgara Marta Sebastyen en el arranque de la película, cuando el aeroplano sobrevuela las dunas, es una sensación que nunca se olvida. "The cave of swimmers", "Read me to sleep" o "As far as Florence" son temas que te dejan marcado por su emotividad. Por si la música del compositor libanés no fuera suficiente, Minghella incluyó el aria de las "Variaciones Goldberg", de Bach, a modo de música diegética, contribuyendo a crear un clima más romántico.
Yo creía que no sería capaz de superarse, pero me equivoqué. Con "Cold Mountain", también de Minghella, ha dado lo mejor de sí hasta ahora. Piezas como "Ada Plays" y "Ada and Inman", tocadas con piano, inicialmente, para luego recibir un acompañamiento orquestal, son soberbias. La película es buena, pero en este caso se ve claramente superada por la música, lo mejor que he escuchado en los últimos años.
La más reciente aportación de Yared es la banda sonora de "Troya", la rechazada, no la que se puede oír en la película de Wolfgang Petersen (que es de James Horner, un burdo remedo de la de aquél). Lo que le sucedió a Yared con el director alemán es curioso. Éste le pidió permiso para utilizar los temas que había compuesto para la película, cuando aún no estaban terminados. El compositor, convencido de la calidad de su trabajo, le dio su aquiescencia, y luego resultó que al público que asistió al pase de prueba no le gustó la música (habría que ver qué azacanes y mastuerzos irían, para emitir semejante opinión), motivo por el cual Petersen, que, recordemos, también cumplía funciones de productor, decidió ipso facto expulsar a Yared, que se encontró de patitas en la calle sin mediar explicación. Un comportamiento ético, sí señor.
La actuación de Horner en este tinglado también da mucho que hablar. Como disponía de apenas dos meses para crear la música, y aprovechando que las cantantes macedonias que habían trabajado con Yared estaban a mano, se valió de ellas para su composición. En fin, al bueno de Yared le hicieron la zancadilla y luego le pisaron. Menos mal que algún directivo avisado logró hacerse con unas copias de la obra del libanés y las sacó de forma ilegal del estudio, saltándose por las buenas los derechos de propiedad intelectual que impedían dar a conocer una banda sonora que, aunque incompleta, se nota que es buena.
Angelo Badalamenti
Hay muchos compositores que unen su talento creativo a un director, y que siempre que pueden colaboran con ellos. Éste es el caso de Angelo Badalamenti y de David Lynch. Otras sociedades artísticas similares las constituyen Danny Elfman y Tim Burton, o, en su tiempo, Vangelis y Ridley Scott. También podría incluirse en esta categoría al citado Gabriel Yared, que ha trabajado en tres ocasiones para Anthony Minghella (la que no mencioné más arriba fue "El talento de Mr. Ripley", por ser de inferior calidad).
La banda sonora más excelsa de Badalamenti es indiscutiblemente la de "Una historia verdadera". Los suaves acordes de guitarra rasgada que caracterizan al tema "Rose´s Theme" tienen la virtud de enternecer al corazón más pétreo, y comulgan de un modo mirífico con la mirada triste y ausente del personaje de Sissy Spacek. De otro lado, el "Country Waltz" (que una marca de automóviles ha aprovechado para un spot publicitario) aporta una sensación de paz y tranquilidad que, en definitiva, es la búsqueda de Alvin, el personaje interpretado por el finado Richard Farnsworth.
Aunque no llegan a la hermosura de esta obra, el trabajo de Badalamenti para "Mulholland Drive" y "Carretera Perdida" es asimismo laudable. Lo que diferencia a estas composiciones de la anterior es que en éstas lo que perseguía era crear un ambiente lúgubre y siniestro que realzara la proterva oscuridad de los filmes a los que acompañaba (por esa razón, en la segunda se pueden oír canciones de Marilyn Manson, Nine Inch Nails y Rammstein). En consecuencia, es un tipo de música más árida para escuchar por separado de la película.
Hans Zimmer
Ahora mismo, el compositor en el que todo director piensa para hacer una película bélica de época es Hans Zimmer. Esto no es un hecho casual, pues el germano se ha destacado por su habilidad para recrear la batalla con el uso de la percusión, las cuerdas y los coros, todos ellos bien combinados. Su mejor exponente es la banda sonora de "Gladiator", de Ridley Scott; y su muestra más palmaria es "The Battle", que acompaña a la victoria de las legiones dirigidas por Máximo Décimo Meridio sobre las huestes bárbaras teutonas. Esta banda sonora sabe alternar como pocas la estridencia de la guerra con la sensibilidad de los momentos de recogimiento. En este particular tiene mucho que ver la empírea voz de Lisa Gerrard (parte fundamental del magnífico y ya desaparecido grupo Dead Can Dance), que compuso varias piezas de la B.S.O., como las exquisitas "The wheat" o "Sorrow". El tercero en discordia fue Klaus Badelt, autor de los restantes temas.
Para seguir con su tradición, Zimmer nos regaló hace poco otra maravilla del género: la banda sonora de "El último samurái", de Edward Zwick. En esencia, es una repetición de la misma fórmula: fuerza y finura, y también con brillantes resultados. "A way of life", "Spectres in the fog" e "Idyll´s end" contienen melodías que seducen los sentidos.
Wojciech Kilar
A pesar de que lleva tiempo sin sacar nada a luz, el compositor polaco Wojciech Kilar bien merece estar en esta sección. Desde que la escuché por primera vez, me enamoré de la música que creó para el "Drácula" de Coppola; tanto es así, que recuerdo que fue el primer cedé que compré. La película es una de mis preferidas, al igual que su banda sonora. En ambas se respira ese romanticismo gótico y acendrado que hoy en día es una reliquia de tiempos pasados (y mejores). Temas con "Love remembered", "Mina/Drácula" y "The Brides" son armoniosos, tentadores y sensuales, y se deslizan por el alma como una serpiente enroscada.
La otra gran obra de Kilar es la B.S.O. de "Retrato de una dama", de Jane Campion, que exorna a una película que, en verdad, no es digna de una presea tan valiosa. En los "End Titles" se resume lo mejor de su creación.
Kilar parece abocado a participar en filmes que no le hacen honor, y así tenemos la banda sonora de "La novena puerta", que es muy buena, pero que se ve lastrada por pertenecer una película de calidad ínfima.
John Barry
Uno de los compositores que mejor sabe tratar temas románticos es John Barry. Películas como "Bailando con lobos", de Kevin Costner, y "Memorias de África", de Sidney Pollack, beben de su genialidad y le deben buena parte de su identidad. En la primera destacan "The John Dunbar Theme", "Love Theme" y "Two Socks: The Theme". De la segunda es inevitable reseñar "I had a farm in Africa" y "I had a compass from Denys".
Ennio Morricone
A Morricone le ocurre algo parecido a lo que le sucede a Nyman: en la memoria colectiva su imagen está asociada de forma indisoluble a la banda sonora de "La Misión", de Roland Joffé, si bien algunos también le recuerdan por la del "El bueno, el feo y el malo", de Sergio Leone; y ello a pesar de que ha dado muchas y grandes composiciones.
Sin pretender ser un iconoclasta o un émulo de Zoilo, en mi opinión la mejor creación de Morricone es la banda sonora de "Érase una vez en América", también de Leone. Nunca ha sonado mejor una armónica que en "Cockeye´s song". También es digna de elogio "Deborah´s Theme", la canción con la que daba sus primeros pasos en el cine Jennifer Connelly.
La banda sonora de "La Misión" también ocupa un lugar preeminente en la fonoteca de todo amante de la música. Su pieza más célebre es "Gabriel´s oboe", que en la película interpreta el personaje de Jeremy Irons con la flauta ante los atónitos y pugnaces indios guaraníes.
Otra B.S.O. de Morricone que hay que destacar es la de "Cinema Paradiso", de Giuseppe Tornatore, aunque quizá esté un poco sobrevalorada por el aura de emotividad asociada a la niñez y al despertar de los sentidos que le acompaña.
Vangelis
Si antes decía que nunca una armónica sonó tan bien hasta que la tocó Morricone, otro tanto podría decir del saxofón en relación con Vangelis, y, más concretamente, en el "Love Theme" de la B.S.O. de "Blade Runner", de Ridley Scott. A esta película también pertenecen los "End Titles", que se hicieron muy conocidos a raíz oírse, tiempo ha, en la cabecera de Informe Semanal. Una curiosidad acerca de esta banda sonora es que años después de su estreno y comercialización se editó un CD con piezas añadidas, entre las cuales sobresale "Rachel´s song", que es una delicia para los oídos.
Sin alcanzar las elevadas cotas de la citada composición, la de "1492: La conquista del Paraíso" es una obra a tener en cuenta. Brillan con luz propia "Monastery of La Rabida" y "Light and shadows".
Menionaré de igual modo su composición para "Carros de fuego", de Hugh Hudson, que a mí no me encandila, pero que en su momento fue mítica.
John Williams
John Williams es otro compositor que tiende a formar tándem con un director; en este caso, con Spielberg. Es uno de los más prolíficos que hay. Sinceramente, yo no recuerdo cuántas bandas sonoras ha compuesto. De todas ellas, yo me quedo dos: la de "Inteligencia Artificial" y la de "La lista de Schindler".
La primera de ellas me parece excepcional, una obra maestra, y eso que Williams no es santo de mi devoción (no me entusiasma su música para sagas como "Star Wars" o "Indiana Jones"). En la banda sonora de "A.I." plasmó su quintaesencia, mostrándose como un epígono de Tchaikovsky y Khatchaturian. Piezas como "Where dreams are born" y "The search for the blue fairy", que cuentan con la voz de Lara Fabian, son enternecedoras, tanto como las imágenes surgidas de la imaginación de Spielberg. Otras como "The Moon raising" o "The Mecha World" crean un contraste por su velocidad y percusión, e incorporan ritmos árabes que ineluctablemente recuerdan a "Blade Runner".
"La lista de Schindler" es una referencia obligada cuando se habla de Williams. Consiguió unos sones muy dramáticos con el violín. También menciono la "Cavatina" de "El cazador", que es lo mejor de la película de Michael Cimino.
Howard Shore
Lo que dije de Hans Zimmer en relación con su trayectoria ascendente se puede aplicar también a Howard Shore. El compositor canadiense está en racha. Así lo atestiguan sus trabajos para películas como la trilogía de "El Señor de los Anillos", de Peter Jackson, o para Scorsese en "Gangs of New York". Shore se dio a conocer por sus colaboraciones con su compatriota David Cronenberg, pero ahora ha alcanzado tal éxito que se lo reparten los estudios más importantes. La B.S.O. de "Las Dos Torres" es su trabajo más destacado, con temas como "The riders of Rohan" o "Foundations of stone".
Basil Poledouris
Del compositor de origen griego sólo reseñaría una obra: la banda sonora de "Conan el bárbaro", de John Milius; que, no obstante, es realmente buena. "Theology y Civilization", "The Orgy" y "Riders of the steel" son temas que no hay que perder de vista.
Michael Galasso / Shigeru Umebayashi
Una de las últimas revelaciones cinematográficas que he tenido es "In the mood for love", de Wong Kar-Wai. Esta sin par película, además de atesorar unos exquisitos fotogramas, filmados desde una sensibilidad fuera de lo común, contiene una música que bien puede despejar un cielo nublado (o encapotarlo más, según el estado de ánimo que se tenga). Dos son los temas que se quedan adheridos a nuestro oído: "Yumeji´s Theme", una especie de vals oriental compuesto por Shigeru Umebayashi, y "Angkor Wat Theme", la sutil melodía obra de Michael Galasso que suena al final del filme, cuando el personaje de Tony Leung visita las ruinas del templo de Angkor Wat para susurrar en un agujero su amor secreto y taponarlo. El director chino también tuvo la brillante idea de incluir algunas canciones de Nat King Cole, como "Aquellos ojos verdes" o "Quizás, quizás, quizás", que, en verdad, formaban parte del sonido característico de la ciudad de Shangai en la época en que se desarrolla la película (años 60).
Con su último filme, “2046”, Wong Kar-Wai ha vuelto a demostrar que es un sibarita de la música. La “Polonaise” y el “Main Theme” de Umebayashi, el “Adagio” de Secret Garden o “Dark Chariot” de Peer Raben, son piezas de una hermosura singular. Por supuesto, no faltan los boleros, con “Siboney” cantado por Connie Francis y la versión instrumental de “Perfidia” de Xavier Cugat. También está presente el eterno Nat King Cole, con su “The Christmas Song”.
La importancia de la música en el Cine
Publicó Jhan Carlos Rivera a las 6:35 p. m.
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